Fernando J. López habla de la necesidad de observación por parte del autor y de sus fuentes de inspiración para componer y escribir el perfil de los personajes de sus novelas.
Creo que un escritor tiene que ser un gran observador. Somos casi entomólogos del lenguaje y en el fondo a mí lo que más me divierte escribir es meterme en la piel otras personas. Es muy normal que mis novelas además de mucho diálogo haya voces en primera persona. Creo que tiene que ver con mi vertiente dramaturgo, al final yo no sé muy bien si soy autor de teatro que escribe novela o un autor de novela que escribe teatro. Mi teatro suele tener mucha acción y ser muy narrativo en ese sentido, pasan muchas cosas y en mis novelas y muchas voces. Para mí el gran reto de una novela es meterme la voz de los personajes, como hablan, como sienten porque eso es lo que me permite a salir de mi mismo y contar otras cosas, sino estaría repitiendo constantemente la misma historia.
En el caso de estas dos novelas el reto era especialmente interesante. En “La Inmortalidad del congrejo” tenía que meterme en un lado muy oscuro, que era el personaje de Alfredo, una de las criaturas más complicadas y más negativas y por otro lado también interesantes que he construido, porque dentro de esa negatividad hay muchas críticas que creo que son bastante lúcidas, aunque parten siempre de una autodestrucción que persigue al personajes desde el principio.
Lo que hago como autor es eso, componer el puzzle de mis personajes a partir de las vidas que llegan a mí
Por otro lado, en “Las vidas que inventamos”, está el personaje de Gaby, que me parece un personaje fascinante. Es un personaje que va a descubrirse conforme avanza la novela. Es un personaje que reclama una libertad, una identidad y una necesidad de poder reinventarse en cualquier momento que a veces olvidamos. Yo a Gaby le tengo especial cariño, incluso tiene su vida propia en Twitter y sus propios fans de verdad. Es un personaje que ha dado pie a otros como la Sandra “De mutuo desacuerdo” y que yo sé que está en mi cabeza y que sigue conmigo. Escribir a Gaby fue complicado porque era meterme en una mujer con una edad y una situación que no tiene nada que ver conmigo, pero afortunadamente tengo muy buenas amigas y muchas fuentes en las que inspirarme. Lo que hago como autor es eso, componer el puzzle de mis personajes a partir de las vidas que llegan a mí, darles su propia identidad y meterme en esa vida y en esa piel durante el tiempo que tarda la escritura de la novela.
Extracto de entrevista a Fernando J.López, en Conocer al Autor.